martes, septiembre 13, 2005

Sodexco y la Intendencia culinaria

Estos son los chicos y los productos de Sodexco. Sodexco es una amorosa compañía que provee la pitanza de muchas universidades americanas. Como os podeis imaginar La Universidad de Vermont es una de las agradecidas receptoras de las atenciones y esmerada dedicación del gigante alimentador.

¿He dicho gran compañía? Pues debía ser un lapsus, porque todos vemos a Sodexco como una gran y multipersonal abuela que nos atiborra y alimenta con tradicionales recetas de la tierra. Por lo que sale en la foto os haréis una idea: bollitos, sopas, manzana y, como no, una suculenta pizza. No me voy a poner demasiado cabrón. Hay que reconocer que intentan que tengamos ensaladitas a mano, intentan que los veganos tengan un plato disponible, que los productos sean de producción local... también tienen sushi vegetariano (o con sano y salvo salmón ahumado), y frutitas peladas... aunque no se muy bien porque, por más que lo intento, la pizza nunca falta. A mi me gusta, pero cada vez que intento evitarla acabo en algo parecido: pasta con tomate, hamburguesas... y todo tiende a ser un poquito caro. No así a saco, a lo bestia, pero insidioso en cada compra.

Ahora os cuento la parte que es un poco como en los juegos de ordenador: puedes elegir entre tres modelos de planes de comida. El basico -y más baratito- son sólo unos pocos puntos (cada punto equivale a un dolar, aunque en realidad equivale a un poco menos de un dolar -por lo de los precios altitos-); El medio tiene varias combinaciones de puntos y "block comidas"(que vienen a ser algo así como entradas para comer en los sitios de buffet libre); y el avanzado se llama Carte Blanche y te permite entrar todas las veces que quieras en los buffets (y tiene una miseria de puntos, pa un desavio u emergencia).

Mi otra amada compañia internacional, ISEP (que para mi, más que una compañia que cobra por organizar los intercambios de estudiantes, es un atento tutor y amoroso padre multipersonal) me concedió el plan de comidas avanzado. Los problemitas empezaron cuando: descubrimos que nuestra residencia se encontraba al otro lado del campus (o "a tomar por el culo" como dicen algunos de mis internacionales compañeros de residencia) y que en Vermont consideran las cuatro y media la hora del inicio de la cena (y las seis y media la hora de acabarse la manzanita. Si empiezas a plantearte la cena a las ocho, tienes un problema, chato). Además, todo está peor en el sito de buffet: las pizzas son más gordas, más grasas y no le ponen verduritas, las manzanas saben peor (y los zumos son como de garrafón, y los tomates más insípidos...) para acabar, no tienen las pijadas que si me comería con gusto y buena conciencia (véase sushi), cuando comes en el publo siempre piensas que no lo deberías haber hecho y todas las cafeterías y sitios de tapitas del campus funcionan con puntos o dólares (y ya me imaginaba pagando mucho muchas veces en cuanto se me acabara la miseria de puntos de mi Carte Blanche plan). Otro importante motivo es la tranquilidad espirituoalimenticia: tras meterme un cuarto de pizza entre pecho y espalda (y no importa con cuánta cebolla, pimientos y tomates frescos la cubra) me acuerdo de que me está saliendo papada.

Probablemente, esta medida no parará mi decadencia física, pero si parece que va a ser útil para obligarme a cocinar por mi cuenta (y bajar al pueblo una vez por semana) y liberarme con horarios más amplios. Me he cambiado de plan. Al de los puntos (con la combinación todo puntos y cero blocks). Lo he hecho como hago los finales de ajedrez: por intuición, apasionadamante, sin calcular demasiado y con esa política de "huir pa lante" que tantas emociones me ha traido (buenas y malas).

El previo a esta drástica decisión fue el éxito en un experimento culinario que llevaba queriendo hacer desde hacía tiempo. Compre muchas verduritas (en el supermercado orgánico, que además es una cooperativa y me chifla), las troceé y las puse en bolsitas de papel en el congelador. Cuando voy a cocinar, cojo un bol y lo cargo con una combi de verduritas. ya en faena, cuezo una bolsita de arroz (o de fideos chinos o tuesto unos trozos de pan) y les doy un susto-wok a las verduritas. Resultado, comida guena, rapida y barata (14 dolares que me van a dar para cinco raciones). Aunque la verdadera inspiracion del cambio viene de las noches que me he ido a la cama sin cenar...

Confio que al final no me salga caro (me dan algo de dinerillo por degradarme de plan, pero no se cuanto, ni cuantos puntos tendré, ni nada... conforme vea el resultado de mi intrépida búsqueda de libertad y buenos alimentos, os lo contaré).

1 comentario:

the Migue dijo...

Las verduritas a las que te refieres son organicos brotes de vida recolectados en Vermont (cuando quieren anunciar algo como gueno y sabroso, en Nueva York utilizan el reclamo de "producto de Vermont"). Respecto a lo de la congelacion y las propiedades, probablemente si que pieden 9a pesar de lo que digan los vendedores de lavadoras y neveras).