domingo, febrero 26, 2006

My girl

Ella es la Vane, mi novia por mas de tres años. De los cuales, se puede sacar año y medio limpio y completo de radiante felicidad, de descubrimientos, de aprendizaje, de vida a manos llenas. Ella ha sido mi Sol y mi Luna, ella se ha acurrucado entre mis brazos, me ha mirado, me ha besado, me ha enseñado y me ha amado con la intensidad del trueno. Todo y todo ya. Por mi parte me hincho cuando recuerdo que mis espaldas la han protegido del viento, que fui balsamo en sus heridas, compañero y amante... sobretodo estoy orgulloso de mi contribución a que el proceso de negociación entre ella y el mundo culminara con éxito, consiguiendose el acuerdo de paz actual entre ambos (no os lo creereis, pero he notado, que desde entonces el mundo anda un poco más tranquilo).

Me faltan recursos para trasmitir una idea de lo especial que es... super creativa, intelectual, feminista, héroe de la clase trabajadora, con una pasión muy intensa por todo, especialmente por mi. Ha hecho estatuas de jabón, anti globi desde las primeras manifestaciones, teatro con marionetas, extripteases, una investigación sobre el unico sindicato de sex workers en USA, tuvo beca de investigación para Japón, estuvo trabajando en una asociación de mujeres en Tailandia, en sindicatos varios, escribe... escribe sin parar. Historias, cuentos... ahora tiene una beca en un departamento de inglés... da algunas clases, mejora la técnica y escribe, escribe que es su pasión.

Vane es quien me inspiró mi primera y única experiencia religiosa. Yo soy ateo. Pero, una vez, hablando con ella tuve un momento de iluminación. Una felicidad muy, muy intensa en la que todo aparecía hermoso y ordenado, en harmonía (entonces entendí porqué alguos místicos son felices consagrando su vida a lograr ese tipo de experiencias). El Zen Glotoncito que hay en mi, le debe mucho a Vane... tanto por el momento de iluminación zen, como por lo glotoncito. "Se te ha puesto cara de bobo"... incluso bajo los efectos de la iluminación, sabía que tenía razón y que tenía que llevar una curiosa cara de tontorrón.

Hemos tenido nuestros más y menos... en los momentos más bajos, mi mente huía refugiándose en otro cariño, en la ilusión de Campanilla. Pero Vane era la que estaba allí, con ella he compartido los días, los aprendizajes, las cosas concretas. Ella apostó por mi en un tiempo en mis relaciones tenían una media de dos meses de vida, ella me invitó a mi primer sushi, me descubrió un país de contrastes, una familia acogedora y buenos amigos. Aprendimos a cocinar pan, pizzas caseras, recetas sicilianas, y sushi (yo me encargaba del pesacado y las verduras y ella del arroz) y a hacer punto, y a tener sexo, arriesgamos nuestras vidas sobre las bicis en NY, al campo, al retiro, de marcha (de marcha nos conocimos), tuvimos mucho sexo, y discutíamos... mucho también. Con Vane he aprendido a tener discusiones y enfocarlas bien y que no solo no se acaba el mundo, sino que se avanza... la mayoría eran preciosas y, tras la mayoría, nos queríamos más. Por eso, ella fue también un reto, un hobby, un juego de lógica... nunca me aburrí... pude quemarme, dolerme, desesperarme... pero, y eso se lo reconozco, recuerdo muy poco aburrimiento. Y muucha placidez. Recuerdo cuando salía del sindicato en la calle Arenal e iba a su piso de Ópera. Muchas veces yo llevaba pan gallego, algún corte de queso y comíamos en la cama con botes grandes llenos de agua y hacíamos el amor. Recuerdo como me cuidaba cuando estaba enfermo y como la cuidaba yo a ella. Las películas y los DVDs que veíamos (que al final fueron fuente de las peleas más tontas), los desayunos mexicanos...

Vane y yo ya no somos pareja. Vivimos lejos y la situacion becario-laboral no ayuda; no estamos de acuerdo en cosas importantes de relación y, sobre todo, a veces, más al final que al principio, ella me lastima y yo la saco de quicio. Corto. Pero corto queriéndola mil. No me doy cuenta, no quiero, de todo lo que pierdo y, a veces, se vislumbra tan doloroso que me gustaría embarcarme en alguna historia de amor que me distraiga, que me aleje de esta soledad. Pero parece que el cielo me envía CIELO... y sé que esta es una oportunidad que no puedo dejar escapar... también me tocaba aprender a tenerme sobre mis pies. Volveré a Madrid y empezaré a construir una vida... otra más.

Como una cicatriz, como un tatuaje, llevaré a Vanessa en la piel siempre. Ella es mi primer amor, el primero al que esa palabra no le queda grande... sólo lamento no tener más fotos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no sé si es porque el Migue le va cogiendo el truquillo, o si es porque cada vez se acerca más a su corazón, pero este blog cada semana es mejor. Estos últimos pensamientos me ponen muy triste, no sólo porque he vivido de cerca todo lo que cuenta, sino porque siendo tan hermanos de relación, la suya me daba ánimos con la mía. Y ahora me quedo huérfano.

the Migue dijo...

Gracias leotardina. Otro pa ti, muá

Ricy... Jeje, cabruncet!! pero si nuestras relaciones hacían balancín... cuando tu tenías pollo yo estaba haciendo huevos rancheros de desayuno con la Vane, y cuando yo había tenido pollo, parecía que estaban matando a alguien en tu habitación (a alguien asmático, además)...

En fin, que no me quiero ni imaginar a qué te estás dedicando ultimamente. ;-)

the Migue dijo...

Vaya exito... si en el fondo somos todos unos románticos (o como dicen aqui las niñatas: somos muy "emo")

dosjereles: sip... tooda la zarón, pero además de en el encéfalo, tengo previsto conservarla como amiga (bueno, como ex de los que se llevan bien).

Marisa: bueno, era también un ejercicio de recordar lo bueno porque, en los últimos tiempos, casi se me había olvidado.