domingo, diciembre 04, 2005

El secreto del Zen

Aquel era un dia claro de invierno. Muy limpio, muy azul, con un lejano sol amarillo. El frio era intenso pero poetico, por eso el maestro Sonpars supo que algo importante sucederia. Definitivamente quel era un dia passepartout, como las grandes bandas blancas que rodean las pinturas de las galerias de prestigio.

Entonces, despues de un agno, Leugim aparecio en la puerta. Su mirada era serena y su espiritu estaba claro, como el dia. Sonpars habia desarrollado el mejor metodo de ensegnanza de la sabiduria zen. Cuando un alumno superaba su cuarto agno desde su ingreso en el templo, lo mandaba a Marruecos con un billete de ida y vuelta en ferry turista y un presupuesto muy ajustadito para que meditara alli durante un agno mas. Con este sistema, todos volvian con el secreto del Zen. Aunque en ocasiones encontraba cierto aspectos de interes en esos secretos del Zen que sus alumnos le contaban, la mayoria de las veces, eran secretos del Zen chiquititos y un poco banales... en fin, suficiente para venir de un simple alumno. Leugim habia sido algo mas que un simple alumno y su mirada era inconfundible. Aquel dia, Sorpans supo que iba a agnadir un interesante matiz a su cada vez mas complejo y profundo conocimiento del Zen.

"Maestro, vuelvo al templo pero no a los ejercicios que no necesito desde que tuve iluminacion. Vuelvo a recuperar la palabra que di cuando prometi mi regreso".

"Entonces dime: Cual tu secreto del zen?"

"No, Maestro. No traigo mi secreto del zen, encontre el secreto del zen"

"Mucho esperaba de ti, y mas ahora, dimelo"

"De acuerdo, pero te costara cien mil dirhams"

"Como? Pero insensato! Le pones precio al secreto del zen? No entiendes que en el preciso momento de su tasacion la sabiduria se desvanece?... no solo no has aprendido, sino que has olvidado!"

"Bueno, no te pongas asi, mira, te lo dejo en cincuenta mil dirhams"

"Toma el dinero. Te lo doy solo para que entiendas que en comparacion con la sola oportunidad de encontrar el secreto del zen cincuenta mil dirhams valen menos que un solo parpadeo".

"Gracias, por eso eres maestro y todos te llaman sabio. Pero aun lo seras mas, acercate que te lo dire al oido, pues todo el que quiera saber el secreto del zen debera pagarme"

Sonpars se acerco. Leugim se inclinaba hacia el cuando, de improvisto, hundio sus dientes en el brazo del maestro y comenzo a grugnir y a emitir gritos y a mover la cabeza para desgarrar la carne.

Entonces Sonpars entendio: Leugim estaba preso de un animo insano. Durante su viaje, las tensiones fueron tales que se se habia desquiciado por completo. Desde que aparecio por la puerta, habia tenido la mirada de un loco y mostrado una serenidad solo proviniente del desvario... como desvario habia sido su pretendida perfeccion en la ensegnanza del Zen.

Entre agudos dolores y el manar de su propia sangre, Sonpars tuvo un momento de iluminacion. Entonces perdio su nombre y dejo la enseganza. Entonces, andando, se fue a buscar su secreto del Zen.

El Zen Glotoncito

2 comentarios:

[???] blocher [?!?] dijo...

El sociólogo cojonero se hace antropólogo? ¿Quien será el siguiente? USSSTRA, el anciano cantaor de la montaña uage-lang? owskimal-in the duras estepas of tualrit?

Queremos más zen sangriento, que hace falta en esta época de premios-represión-premios...

Un abrazo migue!

the Migue dijo...

minpunto para el equipo del zulo... si es que nose os escapa nada... ;-) muchos besitos